[spa] La Esclerosis múltiple (EM) se trata de una enfermedad crónica, inflamatoria, desmielinizante y neurodenerativa que afecta a aproximadamente 2,5 millones de personas en todo el mundo(1). Es uno de los problemas de salud más relevantes en la actualidad ya que se trata de una de las principales causas de discapacidad neurológica en adultos jóvenes junto con los accidentes de tráfico(2). Cada día, son más las personas afectadas por esta enfermedad produciéndose un gran impacto en su calidad de vida a nivel laboral y social. Por este motivo, los científicos de todo el mundo han estado investigando en nuevas líneas de tratamiento y realizando numerosos ensayos clínicos que puedan mejorar la calidad de vida de los pacientes e incluso llegar a disminuir la progresión de la enfermedad. Se sabe poco de la etiología, la patogenia y de la evolución por ello, es difícil establecer un pronóstico en estos pacientes. Hace años, este, era malo, sin embargo, actualmente, gracias al mejor conocimiento de los factores pronósticos (demográficos, ambientales, clínicos, radiológicos y biomarcadores) se nos permite realizar un enfoque más personalizado del tratamiento modificador consiguiendo que la calidad de vida de una persona afectada por EM mejore considerablemente. La era moderna del tratamiento de la EM apareció hace 25 años con la aprobación de los interferones y del acetato de glatiramero para las formas recurrentes remitentes y diez años más tarde, fue aprobado el primer anticuerpo monoclonal, Natalizumab seguido a su vez de la de la aparición de las primeras terapias orales que empezaron con Fingolimod (como primera terapia oral) y continuaron con Teriflunomida, Dimetilfumarato y Cladribina. Tras esto comenzaron a aparecer nuevos anticuerpos monoclonales hasta que en 2018 llego Ocrelizumab, primer tratamiento dedicado a la forma primaria progresiva.