[spa] El presente artículo analiza la represión ejercida por el obispo de Mallorca, don Juan Díaz de la Guerra, contra el culto luliano en la Catedral de Mallorca. Enfrentándose a los miembros del Cabildo, el obispo inició una persecución iconoclasta dentro del edificio catedralicio. Además, prohibió que ningún neófito pudiese ser bautizado con el nombre de Ramón. Esto degeneró en un profundo cisma en la élite eclesiástica mallorquina y afectó, inevitablemente, a todas las iglesias y conventos de Mallorca.