[spa] Existe una vasta evidencia científica sobre la importancia de realizar actividad
física desde edades tempranas debido a sus reconocidos beneficios para la
salud cardiometabólica, la salud ósea, la condición física, la salud mental, el
bienestar, y especialmente sobre el desarrollo cognitivo y académico (Chaput
et al., 2020). Así pues, los centros educativos constituyen un espacio idóneo
para la implementación de intervenciones dirigidas al aumento de la actividad
física a través de propuestas como los patios activos, el desplazamiento activo,
las actividades extraescolares y/o los descansos activos (World Health
Organization, 2021). Concretamente, la literatura científica previa sobre el
efecto de las intervenciones escolares basadas en actividad física demuestra
resultados prometedores en la mejora del desarrollo cognitivo y del
rendimiento académico (Haverkamp et al., 2020). Sin embargo, la mayor
limitación de este campo de estudio es la falta de estudios que describa cómo
estas intervenciones se adoptan, implementan y mantienen en condiciones
reales, es decir en los centros educativos (Cassar et al., 2019). En este contexto,
se requiere de una mejor comprensión de los sistemas complejos en los que
los factores contextuales, incluidas las organizaciones, los agentes de
intervención (los equipos directivos y maestros), el alumnado y las influencias
sociales del entorno escolar (por ejemplo, la cultura organizacional) afectan a
la eficacia y viabilidad de las intervenciones escolares basadas en descansos
activos (Daly-Smith et al., 2020).