[spa] A lo largo de estas últimas décadas los avances en los sistemas formativos, en
general, y en la didáctica de los mismos, en particular, han aportado una serie
de evidencias que nos confirman que las emociones son claves para un
desarrollo eficaz y productivo del proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que,
tal como lo explica Bueno i Torrens (2019), “si un aprendizaje no va asociado
a emociones, el cerebro no ve ninguna utilidad en guardarlo y, por tanto, lo
olvidamos con rapidez” (p.76).